Estudiantes volvió a gritar un gol e igualó 1 a 1 frente a Racing
La negativa racha que Estudiantes de La Plata sufrió como un parto se cortó después de nueve meses de sequía y gritos atragantados.
La definición de Leandro Díaz en el segundo tiempo le dio empuje y aliento en el último suspiro de la primavera, que para el Pincha quedará marcada por el retiro impensado de Mascherano y una seguidilla dolorosa de malos resultados que pusieron en jaque al cuerpo técnico.
Ayer, con otra discreta actuación, apareció una golondrina en vísperas del verano. Y a diferencia de lo que indica el refrán, esta vez que la golondrina se haga verano.
Algún día el Pincha tenía que cortar el maleficio, y si bien no pudo ganar, volvió a festejar un gol. Por algo se empieza, dicen algunos, sin perder la esperanza que el 2021 cambiará la suerte.
Ayer, contra Racing, Estudiantes arrancó mejor en la cancha, impulsó las primeras acciones del juego y buscó siempre con Díaz, García y Sarmiento.
El arquero Gómez de la Academia anuló cada intención Albirroja, y con el correr de los minutos Racing se fue acomodando en la cancha.
Una vez más, los defensores de Estudiantes terminaron agrandando a un rival que arrancó timorato, pero que se fue dando cuenta que cada vez que cruzaba la mitad de la cancha, le resultaba muy simple llegar al arco de Andújar.
Godoy, Colombo y Guzmán hace rato que juegan presionados, llegan a destiempo y cometen errores de tiempo y distancia. Así, el equipo visitante se sintió seguro para pasar al ataque y tanto Pillud como Solari se agrandaron dentro del campo de juego.
El ex-Estudiantes, que ya venía probando desde afuera del área a Mariano Andújar, llegó a definir a los 25 minutos, dejando una sensación de vacío más grande de la que ya mostraba el estadio sin gente.
Estudiantes, desprolijo e impreciso, siguió fallando en los pases cortos y en los pases largos, y por momentos parecía que sufría esta superficie de césped seminatural y semisintético que hace el juego más rápido y deja en evidencia las carencias en la preparación física.
En el final, con un poco de amor propio y otro poco de eficacia, Leandro Díaz llegó a conectar uno de tantos centros que llovieron al área durante toda la noche y cortó una racha negativa de 701 minutos y 286 días sin marcar goles.
En el tramo final del partido, el Pincha siguió buscando aunque sin claridad. Erquiaga y Godoy fueron muy imprecisos tanto en la marca como cuando pasaron al ataque y todo se resumió en las intenciones individuales de García, Mauro Díaz o destellos de “Tití”.
Al fin de cuentas, surgió una luz de esperanza, o una golondrina que asomó justo en la previa al comienzo de un verano, en el cual el Pincha tendrá la obligación de cambiar la imagen y mejorar de cara al futuro.