Todos enojados en la provincia de Buenos Aires

 

El inicio de la campaña electoral estará signado por las múltiples protestas de los sectores sindicales que no terminaron de cerrar acuerdos paritarios con el gobierno de María Eugenia Vidal, y que en otros casos decidieron reactivar algunos planteos que exceden lo salarial y que no fueron atendidos por el ejecutivo a pesar de los múltiples reclamos.

El problema para Cambiemos, es que desde el minuto cero de la gestión decidió convertir a los gremios en enemigos naturales y ahora, en un escenario de crisis económica y caída sostenida de la imagen de sus propios candidatos, la fortaleza que representaba tener a los sindicalistas en frente podría convertirse en una debilidad, porque representa otro frente de conflicto que abarcar en medio de la campaña.

El sector docente sigue siendo, en ese sentido, uno de los principales motores de la protesta gremial a pesar de haber alcanzado una acuerdo salarial, debido a las deudas pendientes en materia de infraestructura y otra cuestiones como el funcionamiento de los comedores escolares, la cobertura de IOMA a los trabajadores de educación y los problemas en la liquidación de haberes que mes a mes afecta a miles de maestros.

Pero además, el principal referente de ese espacio, Roberto Baradel, está claramente alineado con el kirchnerismo, mientras que la otra referencia fuerte que además representa la oposición dentro de Suteba, es ni más ni menos que Romina Del Pla, la candidata a vicepresidenta del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT), lo que anula prácticamente del todo el margen de maniobra de Gabriel Sánchez Zinny para buscar una tregua durante la campaña.

Con los médicos, la referencia política externa no es tan clara, pero sí la posición combativa que exhibe cada vez con mayor profundidad la CICOP, que nuclea a trabajadores del sistema público de salud de todo el territorio bonaerense, que sufren un retraso en las negociaciones salariales y que vienen advirtiendo sobre una batería de problemas en cada uno de los 80 hospitales, que van desde falta de insumos hasta los cortes sistemáticos en el suministro eléctrico y de gas, que pone en riesgo la salud de todos los pacientes internados.

Los profesionales de salud del sector más dialoguista, concentrados en el Sindicato de Salud Pública, no esquivan al reclamo y también apuntan contra Andrés Scarsi y la falta de soluciones, mientras que coinciden con la mira de los gremios nacionales, que enrolados en la CGT evitan confrontar de lleno con el gobierno, pero critican con dureza el modelo económico y advierten sobre sus consecuencias para el mundo del trabajo y, en este caso, para el sistema de salud.

En el Poder Judicial los ánimos tampoco están tranquilos, y a la protesta gremial se suma el malestar de los miembros de la Suprema Corte por la negativa del gobierno a realizar las modificaciones que vienen solicitando en materia de manejo presupuestario, por lo que se podría decir que, a pesar de la falta de movilización constante que sí exhiben otros sectores, el malestar es generalizado y casi con seguridad se va a colar en la campaña.

Los magistrados que integran el máximo tribunal vienen criticando la falta de nombramientos en poder judicial, la falta de actualización presupuestaria y por supuesto sostienen también el histórico planteo por los problemas de infraestructura que esta gestión había prometido al menos comenzar a resolver, pero que hoy se encuentra con obras paralizadas, como la del polo judicial de Olavarría.

Ni siquiera la policía está al margen del malestar generalizado en el mundo gremial de la provincia, y si bien la ley le prohíbe a los efectivos agrupar sus reclamos, cada vez hay más asociaciones y organismos alternativos que les permiten indirectamente realizar reclamos salariales y denuncias sobre las condiciones de trabajo, con las que realizaron casi 300 efectivos, que habiendo finalizado sus estudios en diciembre del año pasado siguen esperando la asignación de destino para cumplir funciones de forma correcta.

Por otro lado, ya nadie oculta en la fuerza el enojo acumulado por los controles redundantes que viene aplicando la gestión de Cristian Ritondo, que incluye declaraciones juradas, inspecciones y un fortalecimiento de la Dirección de Asuntos Internos, por lo que muchos uniformados sienten que están permanentemente apuntados, lo que además recrudece cuando se suceden episodios como el de San Miguel del Monte, en el que perdieron la vida 4 menores en una confusa persecución policial que terminó con un docena de agentes apartados e investigados por la justicia.

El panorama desolador para el gobierno en materia sindical se completa con los triunfos que obtuvo en la justicia en los últimos días el ex titular de Soeme, Marcelo Balcedo, que logró reponer a la conducción que le responde, tras el apartamiento de la causa del juez Ernesto Kreplak. Se espera que, de un momento a otro, también este sector reactive sus críticas y reclamos contra el gobierno, por lo que esta semana se hizo más que evidente que Vidal no podrá mostrar armonía con ningún sector gremial de la provincia.