Juan Pablo “Pata” Medina dejó la cárcel por un rato y su gente lo recibió cantando
Después de un año y medio de encarcelamiento el ex líder de la Uocra, Juan Pablo “Pata” Medina se reencontró ayer con buena parte de sus seguidores. Fueron apenas unos minutos, a poco más de una cuadra de distancia, separados por una reja y en un escenario impensado: el Cementerio municipal de Ensenada al que Medina fue llevado por efectivos del Servicio Penitenciario Federal y la Prefectura para que pudiese visitar la tumba de su hermana mayor, Blanca, fallecida a mediados de enero
El lider sindical Juan Pablo “Pata” Medina estuvo esta tarde en el cementerio de #Ensenada visitando la tumba de su hermana que había muerto el 19 de enero. Obtuvo un permiso de la justicia que no le habían concedido en enero. @somoslaplata pic.twitter.com/lzDxUeRJqF
— Ricardo Carugatti (@monocarugatti) March 7, 2019
La feria judicial de verano había frenado un pedido del detenido para asistir al velatorio y, acaso para compensarlo, ayer la Justicia lo autorizó a visitar la tumba de su familiar.
En virtud de una suerte de “pacto de caballeros”, la Policía bonaerense no se hizo ver. Y los seguidores de Medina mantuvieron la promesa de no provocar incidentes ni en el tránsito ni en el vecindario. Había temor a un enfrentamiento entre los grupos que dividen a la familia del líder sindical pero el “pacto” incluyó también ese aspecto
Así, unos 300 militantes entre hombres y mujeres que le responden lo esperaron en las inmediaciones del Cementerio, construido hace dos años sobre un gran terreno descampado a la vera del Camino Rivadavia. Y lo hicieron cantando consignas contra el gobierno, contra Hugo Moyano, contra los empresarios de la construcción y los “traidores”. Fueron cinco horas al rayo del sol y con 37º de térmica. Cuando el mediodía se hizo tarde armaron una parrilla y asaron bondiolas. Y acaso en virtud de aquel pacto tomaron gaseosas, algunas de colores dudosos, pero la voz que se hizo correr fue “compañeros, nada de alcohol”.
Entre los seguidores del “Pata” hubo personas trans, inmigrantes senegaleses y algunos que se confesaron ex convictos como una chica que antes de que en la Uocra de Medina le dieran empleo, “era de agarrar el 38, en Navidad, y salir a reventar una juguetería, pero el “Pata” me dio laburo y aprendí lo que es comprar los juguetes de mis hijos”.
Medina llegó cerca de las 18 cuando arriba las primeras nubes ofrecían un respiro a los de abajo.
El detenido arribó en una camioneta Partner, de esas de uso familiar o para repartos, aunque flanqueada por otros móviles del SPF y Prefectura con tiradores enmascarados.
Los primeros minutos fueron tensos porque sus partidarios se treparon a la reja perimetral para saludarlo. “Si no se bajan me lo tengo que llevar”, fue la advertencia del jefe del operativo. Y se bajaron.
Medina pudo entonces recibir besos de algunos de sus familiares que lo acompañaron hasta la tumba 21. El primer abrazo y los llantos más fuertes fueron los de Fabiola García su mujer, que también fue autorizada a dejar su arresto domiciliario para ir al cementerio.
Con la tobillera puesta, ella casi rompe el pacto al descargarse en insultos a la gobernadora Vidal y a quienes, dijo, “nos persiguen”. Un rato antes había discutido con el guardia que se negó a quitarle las esposas a Medina. “¿Ni siquiera ante la tumba de su hermana?”, clamó Fabiola.
“No, señora, el detenido tiene que estar esposado”, fue la respuesta.
Así, de remera roja y pantalón claro, Medina se las ingenió para acariciar la tumba. Después pidió un cigarrillo, saludó con los dedos en V a los que otra vez se habían subido a la reja y trató de contener a su mujer: “tranquila, mami, tranquila”, se le escuchó.