Cansada de decepcionarse, aprendió a cocinar sus antojos y ahora la rompe en Instagram

 

Cuando dejó las carreras de psicología y publicidad, Leila Donzella sabía que no se estaba equivocando y que por el contrario iba a ser plenamente feliz haciendo lo que le gusta: la pastelería. Es de San Nicolás y tiene 29 años. Sus tortas la llevaron a convertirse en una influencer y hoy en día le llegan pedidos de todos lados gracias a sus casi 28 mil seguidores.

Leila siempre tuvo gusto por lo dulce y, con el tiempo, su paladar fue cada vez más exigente con lo que probaba. Ese gusto exquisito la llevó a cocinar sus propios antojos. “Empecé a cocinar para logar las cosas que yo no encontraba. Iba a un lugar y me decepcionaba de no encontrar algo fresco, a veces en algunos lugares las cosas están hechas de hace unos días. Ahí fue cuando empecé hacer las cosas a mi gusto”, dijo la joven.

Si bien su primer método fue prueba y error, después se decidió definitivamente a perfeccionarse en lo suyo. Mientras estaba en la facultad, Leila hacia cursos de pastelería pero hasta ese entonces lo tomaba como un hobby. Cada cosa que cocinaba la iba subiendo a sus redes sociales como un registro propio, y sin darse cuenta, empezó a tener tantos pedidos que se convenció de que la pastelería podría ser su trabajo, no un pasatiempo.

“Para mí las redes fueron el verdadero nacimiento de la pastelería, porque es tan visual que el trabajo vino a mí, yo no lo busqué. Empecé a vender todo por Instagram», manifestó.

Sus seguidores fueron creciendo cada vez más (. Pero se hizo más conocida no sólo por las fotos de las tortas, sino porque logró crear una comunidad de pasteleras. “Yo todas mis fotos de tortas siempre las acompañé con algún texto que trasmita y que llegué a algo más. Hago mis propias fotos y agrego el contenido de lo que me pasó con esa torta», explicó la joven.

“A los 25 estaba medio perdida y decidí hacer este cambio. Muchas me escriben por eso. Hay muchas chicas que estudian otra cosa y no ven la hora de colgar el título y dedicarse a cocinar”, agregó.

Con el auge que tenían sus tortas, la joven decidió viajar a Europa para perfeccionarse y, a su regreso al país, no solo siguió teniendo mucho más pedidos, sino que comenzó a dar clases. El primer curso fue en Capital, pero luego se fue expandiendo y ahora da clases en algunas ciudades del interior, e incluso fue a Uruguay y Chile.

“Fui viajando continuamente para capacitarme. Mi público está tanto en los clientes de las tortas como mis colegas”, precisó.

 

Tortas con piezas de macarrones, una de sus especialidades

Los macarrones son una especie de galletas francesas de diferentes colores a base de clara de huevo, azúcar glass y almendra molida. En muchas de las tortas que Leila hace están presentes. Ella crea espectaculares torres que llaman la atención.

“Antes las tortas eran anchas y bajas y ahora tiende a ser en capaz chiquititas y altas. Acumulas muchas capas de torta y sale una torre”, explicó.

Aunque normalmente se pueden ver este tipo de tortas en redes sociales, Leila advierte que no es muy conocida en muchas partes del país: “Lo que yo veo en Buenos Aires y que digo que ya está viejo, hay lugares en la Argentina donde ni siquiera llegó”.

Además de la torres de tortas, también el buttercream, que es básicamente una combinación de mantequilla mezclada con azúcar (dependiendo de la receta puede contener otros ingredientes) con la que se obtiene una crema ligera y suave para rellenar o cubrir pasteles y cupcakes y para crear decoraciones, es una de las técnicas que más le piden en sus cursos.

Leila señala que en nuestra región la humedad afecta mucho la pasta para forrar la torta. Muchas pasteleras buscan la opción B, que es el buttercream.

Casi sin proponérselo, Leila Donzella forma parte de las cada vez más creciente red de «influencers» que día a día siguen cosechando fanáticos en Instagram. Y sus fotos, al ojo humano, resultan cada vez más irresistibles.